martes, 11 de diciembre de 2007

Lo primero es lo primero

En algún momento de la historia del planeta, perdimos. Y lo peor de todo es que nos rendimos sin dar batalla. Pero es tiempo de recuperar terreno. Y estoy incluso dispuesto a dar ciertas batallas "a finish".

No sé gracias a qué perverso plan maquiavélico pero sumamente efectivo, los sueños, las visiones, el riesgo, las sensaciones, el emprendimiento, la pasión, el conocimiento, la experiencia y principalmente una buena estrategia, pasaron a ser menos importantes que los flujos descontados, el VAN de un proyecto y su TIR, con tasas de descuento fijadas con criterios muchas veces imposibles de justificar o entender muy claramente.

En ciertos casos, una mirada despectiva y una actitud arrogante de ¿Cómo, no te suena obvio el por qué aplicar esa tasa de riesgo? nos han condicionado como al perro de Pavlov a guardarnos un sueño en el bolsillo, rebatidos por una planilla construida con supuestos modelos futuros y llena de referencias cruzadas y fórmulas poco comprensibles, que contradicen lo que aplicando el simple sentido común dice (aunque suene arrogante) "obvio".

Me ha ocurrido tres veces en las últimas dos semanas, y en contextos muy diversos: Empresariales, políticos y personales.

¿Qué es lo que está mal? Muy simple. Que lo que el corazón te dice, que lo que tus clientes piden a gritos, que lo que es consenso de todos, convencidos y dispuestos a arriesgar hasta la última gota de sangre, esfuerzo y pasión por un sueño o una visión viable, sea desechado de una plumada porque "no existe la experiencia empírica que lo avale" o "las simulaciones en diversos escenarios nos muestran que económicamente es riesgoso" o incluso a veces en forma más simple y brutal "sí, sería bueno, pero los economistas simplemente no lo aceptarán".

No estoy planteando ser irresponsable, falto de planificación ni tampoco impulsar proyectos que claramente no sean viables.

Los recursos son escasos. ¿Según quién? ¿Y por qué? ¿Comparado con qué?

Por ejemplo, dos proyectos simbólicos de la ingeniería y el desarrollo de nuestro país y que todos los economistas de la época de fines del siglo XIX consideraban sueños estúpidos, pidiendo desaforadamente la cabeza de los Gobiernos respectivos, son el malecón del Puerto de Valparaíso y el Puente Malleco. Hoy son símbolos de orgullo para nuestro país y pilares del desarrollo nacional. Ya nadie recuerda a los economistas críticos de esos proyectos, indudablemente de alto riesgo, pero de alto impacto futuro y que hoy calculados económicamente, suena "obvio" que debían ser realizados. Y a muchos tampoco les gusta recordar el ejemplo del soñador humillado en una clase de economía por la idiotez de plantear que sería un buen negocio el mover paquetes en un día, dando inicio al negocio de los courier, servicio exitoso y tan utilizado para mover informes y Business Plans precisamente
entre ... economistas.

No, aunque algunos lo piensen, no me he vuelto hippie, tampoco fui abducido ni me creo un iluminado. Sólo pido que el sentido común, la razón y la pasión vuelvan a tener el sitial que les corresponde.

La economía, al igual que la tecnología, en su justa medida. Que sean funcionales a los sueños, las visiones y la pasión.

Lo primero es lo primero.

Stay Tuned!

1 comentarios:

Anónimo,  10:21 a.m., diciembre 11, 2007  

La vida. A mi la semana pasada me rechazaron un Corfo Linea 1 por que encontraron mucho riesgo tecnologico en mi proyecto. La tecnologia mas nueva que estaba usando habia sido inventada en los 70s :)

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