Lecciones de Surfing y Tecnología
El año 2001, tuve el honor de ser invitado por José Rodríguez, en ese tiempo Profesor del Departamento de Electrónica y hoy Rector de la Universidad Técnica Federico Santa María, a dictar una charla sobre la carrera profesional, a estudiantes de ingeniería de los últimos años.
Esa Universidad se encuentra a 120 Kms. de Santiago de Chile, en la ciudad de Viña del Mar. Además de ser una de las Universidades más prestigiosas de nuestro país, es un símbolo de la zona por la hermosa arquitectura de su casa central, enclavada frente a la costa y con una hermosa vista panorámica de la bahía de Valparaíso.
Mientras manejaba mi auto por la carretera, empecé a darme cuenta del embrollo en el cual estaba metido. Llevaba una semana pensando de qué hablar a una audiencia tan difícil, e incluso la noche anterior me había desvelado, sin poder encontrar ideas que tuvieran algún hilo lógico y relativamente coherente. Hablar sobre algún tema tecnológico a estudiantes de ingeniería de los últimos años es un suicidio. Técnicas para encontrar un buen trabajo habría sido popular, pero no tengo las competencias suficientes para dar "recetas ganadoras". Política de desarrollo tecnológico es un tema que me apasiona y podría extenderme por un buen tiempo, pero no era la audiencia adecuada y no correspondía a la invitación. En fin. Estaba muy complicado. Pero al menos tenía que llegar y ser puntual.
Viña del Mar tiene un efecto increíble. Uno se aproxima por la carretera entre los bosques de pinos y de pronto, aparece la extensión de la bahía y se ve el mar infinito con sus olas, lo cual siempre tiene un efecto relajante. Y ahí se me encendió la ampolleta. Gracias a Dios tenía un tema, minutos antes de la charla.
Llegué a la Universidad, fui amablemente recibido y me invitaron a pasar al Auditorio. Eran del orden de 100 estudiantes y algunos profesores en las primeras filas. Saludé, agradecí la gentil invitación, tomé una profunda bocanada de aire y partí ...
"He sido invitado a hablarles de la carrera profesional del Ingeniero. Y en ese ámbito, vamos a conversar de ... mis últimas vacaciones".
Sentí una cierta molestia en el ambiente. Un par de asistentes hicieron amago de abandonar la sala, pero ya estaba nuevamente hablando.
"Este verano, con mi familia fuimos de vacaciones al balneario de Maitencillo. Fueron unas buenas vacaciones. Una tarde, mientras mis dos hijos pequeños jugaban en la arena, me encontraba con mi señora recostado tomando sol y viendo cómo un grupo de quinceañeros jugaba con las olas haciendo "bodyboard". Después de observarlos por más de media hora embobado, mi esposa me dio una de esas miradas cómplices que sólo entienden las parejas después de varios años, y me dijo: "OK anda, pero lo único que te pido ... no te rompas nada".
"Esa tarde aprendí los principios de una carrera relacionada con la tecnología, cómo disfrutar lo que hago y a enfrentar algunas decisiones fundamentales para mi vida profesional".
A esa altura, por lo menos había logrado cambiar las caras de molestia del auditorio por algo de curiosidad.
"Creo importante mencionar que en el "bodyboard" se usan tablas de espuma inyectada rectangulares, en las cuales uno se recuesta y navega con las piernas fuera de la tabla. Maitencillo tiene la característica de tener olas de 2 a 3 metros en la rompiente (sin llegar a ser altas olas de surfing), ideales para el "bodyboard".
"Me acerqué a la orilla y lo primero que aprendí es que además de tener las ganas, lo mínimo es ... tener una tabla de bodyboard. Después de deambular por varios puestos de la playa, logré que unos salvavidas me arrendaran una tabla bastante maltrecha, pero que por lo menos servía. Problema resuelto.Lección 1: Para ciertas actividades específicas, siempre hay un conjunto mínimo de elementos y conocimientos. Las puras ganas no son suficientes.
"Ya con mi tabla en la mano, me acerqué nuevamente a la orilla. Los quinceañeros primero me miraron con extrañeza y después con simpatía: un viejo de 35, con varios kilos de más y una tabla de body en la mano. Pero los quinceañeros tienen una característica, y es que son solidarios con el que se atreve. "Tío, le falta algo". "Y ... qué sería? Ya tengo mi tabla". "Sí, pero va a quedar más rallado que un limón si no usa polera. No ve que la arena raspa?". "Aahh ... no sabía. Muchas Gracias. Voy y vuelvo ... A propósito ... ustedes me enseñarían?". "Claro tío ... nosotros le ayudamos. Lo esperamos"
Volví a las toallas corriendo a buscar una polera.Lección 2: Hay que escuchar a los que saben, y no tener temor en pedir ayuda para aprender. Los buenos consejos de la experiencia siempre sirven
A esta altura, ya el auditorio estaba bastante enganchado, lo cual me dio la valentía para continuar y la tranquilidad de que por lo menos, podría salir relativamente bien parado.
"Con mi polera y mi tabla en la orilla, me quedé unos minutos mirando las olas, en el límite donde llega la marea, mojándome sólo los pies. Podría haber estado refrescándome toda la tarde ahí. Pero no era muy divertido. La acción estaba más adentro, jugando con las olas.Lección 3: Aún cuando tengas todos los elementos, puedes quedarte en la orilla viendo cómo rompen las olas tecnológicas y tendrás beneficios marginales del resultado final. Es cierto, es muy seguro y no hay esfuerzo, pero el beneficio será mínimo.
"Entonces dije "Hay que ir mar adentro ...". Los quinceañeros (a esta altura mis mentores) me enseñaron cómo no caer de la tabla, a ponerse la pulsera, impulsarme con los brazos y dirigir con las piernas. Comencé a internarme en el mar, unos 30 metros, mucho más adentro de la rompiente. Mar adentro, sentía las olas pasar, acostado sobre mi tabla. Estaba muy cómodo, pero no pasaba nada. Subía y bajaba con las olas que rompían más afuera. Podría haber estado mucho tiempo ahí, incluso dormitar sobre mi tabla, pero no aprovechaba las olas.Lección 4: Hay espacios en los cuales puedes estar muy cómodo, y las olas tecnológicas pasarán a través tuyo y te harán subir o bajar. Hagas lo que hagas, no las aprovecharás.
Con mayor confianza y con cierta prestancia sobre mi tabla, dije: "Entonces la diversión está ... donde rompen las olas". Grave error. En la rompiente, uno generalmente está parado sobre la arena, viendo una tras otra las olas que se te acercan y rompen sobre tu espalda, te revuelcas, pierdes la tabla, se te sale el traje de baño, tragas agua salada. Quedarse siempre donde las olas rompen no es divertido. Muy por el contrario, lo pasas muy mal.Lección 5: Quedarse porfiadamente en un lugar donde las olas tecnológicas rompen permanentemente, puede ser peligroso, no lo disfrutas y generalmente terminas revolcado, tratando de conseguir un poco de aire y aferrándote a lo que puedas para tratar de soportar la siguiente e inevitable ola.
Los quinceañeros se reían a carcajadas. Después de divertirse un rato conmigo, se acercaron y me enseñaron a tomar las olas desde su nacimiento. "Mire tío ... usted tiene que ver la buena ola que se acerca (no subirse a todas), tomarla en el momento justo y montarse de lado para aprovechar la ola completa, mientras se acerca a la playa". "Aaahhh ... ese es el secreto !!!".
La primera ola que tomé, les prometo que es una sensación maravillosa. Volar a 3 metros o más es indescriptible, incluso puedes abrir tus brazos como alas ... es espectacular. Volar en la cresta de la ola es una sensación única. Recuerdo haber escuchado un grito lejano ... "Pero tío, tenga mucho cuida...". Grave error de nuevo. Las olas no son eternas. Y tienen la mala costumbre de romper. Vuelas en el aire con tu ola y de pronto ... caes desde muy alto a la arena dura. Te puedes matar, literalmente. De diez olas que tomas en la cresta, en una y con mucha suerte logras llegar a la playa suavemente; es el sueño del surfista, el éxito de la playa y logras muchos aplausos. Pero en las otras nueve, considérate afortunado si no te has matado o no terminas con algún hueso quebrado.Lección 6: Ir en la cresta de las olas tecnológicas tiene un nivel de riesgo muy alto, existiendo una ínfima posibilidad de tener gran éxito y fortuna. Es una decisión muy arriesgada si la quieres asumir, pero el premio puede ser contundente.
Los quinceañeros se acercaron ahora más serios y se dieron cuenta que era el momento de compartir algunos secretos, o cargarían eternamente con un peso de conciencia.
Y me enseñaron a navegar "dentro" de la ola. Por lo menos, yo ya había pasado las lecciones iniciales y mantenía el estado de ánimo. Moverse "dentro de la ola" es navegar lateralmente más o menos a dos tercios de su altura, bajo la cresta. No es fácil, pero tampoco es tan complicado cuando ya sabes lo básico de bodyboard. Una de las gracias es es que si la tomas en el momento adecuado, te mueves dentro de ella a gran velocidad, viajas con ella un largo trecho, y puedes salir antes de que rompa. Pero lo principal es la experiencia para reconocer una buena ola que se acerca. Mis mentores quinceañeros me indicaban casi siempre cuál tomar. "Esta ola es suya tío ... métase ahora!!". Los que saben, dejan pasar 4, 5, 6 o incluso hasta 10 olas, hasta que detectan una "buena" que se acerca. Reconozco que de eso ... no logré aprender mucho. Ellos me decían cuál tomar, siendo una mezcla entre medir las condiciones adecuadas (altura, color, nacimiento, forma), pero principalmente mucha experiencia e intuición. Yo no alcancé a aprender cuáles eran "buenas", intuí un par, pero erré en varios casos. Como ya había adquirido la experiencia suficiente para dirigir mi tabla y mantenía un buen estado de ánimo, disfruté el resto de esa tarde con mis nuevos amigos quinceañeros, quienes me ayudaban a identificar las "buenas olas". Quizás algún día podría llegar a reconocer e intuir las "buenas olas", pero para mí ya era suficiente pasar un buen rato y respetar la única restricción impuesta por mi esposa.Lección 7: Identificar y aprovechar las buenas olas tecnológicas se logra con estudio, los elementos adecuados, mucha experiencia y también una buena dosis de intuición. Moverse con las "buenas olas" es un camino seguro al éxito profesional en tecnología.
Esos son los elementos principales que quería compartir con ustedes sobre la carrera profesional en el ámbito de la tecnología.
Muchas Gracias por su atención"
Terminé mi charla dando paso a un interesante diálogo donde conversamos de muchos otros temas. Y pude retornar esa tarde a Santiago, recordando y agradeciendo a un grupo de quinceañeros anónimos, que tuvieron la generosidad de enseñarme una gran lección en una tarde de verano.
Esta analogía de las "olas y la tecnología" es desarrollada por muchos autores y de diversas formas. En lo personal, les recomiendo el modelo de "historiotecnia" desarrollado por mi amigo José Pepe Flores, donde ustedes pueden encontrar un análisis muy interesante en este artículo. Notarán algunas coincidencias en la referencia al surf. No por accidente hemos compartido muchos espacios comunes durante nuestras carreras. :-)
A mis lectores del hemisferio austral, les deseo unas felices vacaciones de verano.
(Update - Sept. 2008) A partir de este artículo, surgió una presentación que he dado en diversos contextos universitarios y de emprendimiento.
Versión descargable aquí (PDF, 1.86 Mb.)
Stay Tuned !!!
Nota: Lamentablemente no tengo imágenes de esa tarde cuando estuve haciendo bodysurf. Las fotos que ilustran este artículo tienen indicadas sus fuentes.
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