Las participaciones iniciales
Con cierta regularidad soy invitado a diversas instancias formales o inFoRMaLeS (siendo estas últimas mis conversaciones preferidas, al calor de un buen café o la camaradería de una buena cerveza) para hacer mentoring de ideas o planes de negocios, con la misión (a veces ingrata) de hacer las preguntas "difíciles".
Sin la experiencia adecuada, una pregunta compleja a resolver es cómo distribuir entre los socios las participaciones en una sociedad o nuevo emprendimiento.
Y la respuesta es bastante simple: Por dinero, "plata", $$$, money, cash.
Las participaciones en un negocio cualquiera (y en particular un negocio tecnológico) estarán dadas por el aporte que se realizará al capital inicial de la empresa. Y en las rondas posteriores de financiamiento, a la valoración de la compañía y los aportes monetarios que se hagan al capital.
"Money talks"
Ciertamente, monedas que hagan "clink" en los bolsillos de los emprendedores son bastante escasas y generalmente el capital inicial está basado en ideas, compromiso, esfuerzo y trabajo, MUCHO trabajo.
Sin embargo, que no podamos colocar "capital inicial en dinero", no significa que nuestras ideas, esfuerzo y aporte no sean medidos. Muy por el contrario. Una de las principales causas por las cuales los equipos emprendedores se quiebran a contar de la segunda ronda de financiamiento (si no antes), es por no tener claridad respecto de las participaciones entre los miembros del equipo original. Y para evitar disensos o malinterpretaciones futuras, es fundamental ser ordenados desde un principio en medir los aportes.
Una buena regla no escrita, mientras no haya ningún aporte monetario directo, es que la idea formalizada de un negocio (y que al menos debe pasar un "elevator pitch test" básico) no debería superar el 15% de la propiedad inicial. El cómo distribuir ese porcentaje inicial entre los dueños de la idea, es motivo de una franca conversación, cerrar un pacto de sangre y nunca volver a cuestionar dicha distribución (si es que aplica).
Pero esa buena idea debe ser llevada a cabo, partiendo por su formalización e idealmente por su puesta en marcha. Y para ello, la regla de oro es ... trabajar. Desde un inicio, el equipo emprendedor deberá empezar a medir sus aportes. Insisto. Mientras no exista dinero de por medio, el nivel de aporte debería estar medido por el trabajo inicial en la compañía, hasta poder tener una valorización inicial, en la cual los aportes a contar de ese momento, deberán ser medidos en dinero. Eso en el caso de que partimos en el garage de la casa, aportando cada uno en la medida de sus posibilidades y compromiso.
Pero si la compañía parte ya con un esquema inicial de inversión de capital, el cómo pagar dicho capital puede ser de distintas formas (no siempre "cash"). Para algunos miembros del equipo original, el aporte podrá restringirse a dinero, y en otros casos el aporte podrá medirse como "músculo valorizado" (generalmente, labores que serán consideradas a un valor de mercado castigado en el entorno de un 40%, para compensar el aporte monetario que realicen los "inversionistas" originales). Ese diseño es importante para determinar la propiedad inicial para estos casos.
Indudablemente, si hay un negocio tecnológico, hay muchas componentes del Business Plan a desarrollar; diseñar o construir los productos o servicios tecnológicos; diseñar alianzas; identificar proveedores; "encantar" potenciales clientes; vender e idealmente cobrar por los primeros servicios, etc. El aporte definitivo dependerá del diseño que se realice y el cómo se defina la puesta en marcha.
Al final del día, mientras no haya dinero, el porcentaje de propiedad del emprendimiento estará dado por la valorización de las horas aportadas sobre el total, que darán el porcentaje de la propiedad en el "proyecto en curso". Y si hay dinero, la propiedad se distribuirá sobre las valoraciones de los aportes y el "dinero fresco" que se ingrese al emprendimiento.
Es por ello que antes de enfrentar una ronda de financiamiento, el equipo emprendedor debe ser capaz de obtener la mayor valorización de su compañía, ya que a mayor madurez, mayor valor.
Nunca debe olvidarse que el ser "socio" de un nuevo emprendimiento es un rol totalmente distinto a ser "empleado" de tu propia empresa. Por el trabajo que aporto a la empresa, recibo una remuneración, pero que NO DEBE SER CONFUNDIDA con retiros de utilidades de la sociedad sobre las participaciones. Trabajar en tu propia empresa debe ser remunerado. ¿En cuánto? Simple. En el valor de mercado que vale mi trabajo. Ahora bien, es posible diseñar fórmulas en las cuales como "empleado-socio" estoy dispuesto a "subsidiar" mi costo-empresa para ayudar a que el tema despegue antes, pero si tengo socios inversionistas que no participan en dicha modalidad y aportan "dinero más ideas", ese subsidio se debe reflejar de alguna forma (en muchas compañías, termina siendo implementado en la forma de stock options o derivaciones, que permiten acceder a un nivel de propiedad sobre el capital, como compensación al costo de oportunidad de mi ingreso).
Como comentario final, no confundan roles al momento de asignar participaciones. La propiedad de una emprendimiento no se distribuye en partes iguales por ser amigos; no se "regalan" partes de una sociedad para "encantar" a un socio que a la larga no tendrá un compromiso medible; tampoco se distribuye en forma rasa cuando no todos los socios realizan el mismo nivel de aporte y compromiso.
Esto también aplica cuando somos empleados, especialmente de compañías pequeñas donde el aporte personal es muy relevante. Muchas veces escucho quejas de empleados que reciben sagradamente su remuneración a fin de mes, no participan de ningún nivel de riesgo, no realizan ningún aporte mayor que la labor que deben desempeñar y consideran que su aporte no es reconocido en la forma en que ellos piensan, evalúan o creen.
Cuando escucho esos comentarios, mi consejo inmediato es: "Entonces, da el salto y emprende".