Resistencia 2.0
Ernesto Sábato es un autor fascinante, con una contundente experiencia de vida. Muchos leímos en nuestra adolescencia "El Túnel". Y posteriormente, ya con más rodaje existencial, "Sobre Héroes y Tumbas".
Sábato remueve internamente. Y más me removió al investigar para este artículo, al saber que siendo un PhD en Física con una brillante carrera, decide en 1943 renunciar a la ciencia y la academia, para volcarse por completo a la literatura y el arte.
Hace un par de años, terminando una sesión de librería y al pasar por la caja, vi una pequeña obra que me llamó la atención y que metí como "intruso de última hora" en el paquete de compra: "La Resistencia".
El pequeño libro quedó por ahí olvidado, escondido entre otros libros más urgentes y que opacaban ese humilde intruso. Hace un par de meses, lo reencontré. Tomarlo me quemó las manos y me chamuscó algunas neuronas, porque Sábato vuelve a doler en esa obra. Y me ha generado una molestia en el alma.
La resistencia de Sábato
Sábato nos invita en esa larga carta escrita en forma apurada, a resistir este mundo tecnificado, dependiente de la TV, de las pantallas, globalizado a costa de perder individualidad y sueños locales. Sábato nos interpela a dejar de ser rebaños que se mueven en el transporte público, abarrotado de personas solitarias en el mar de gente. Sábato rechaza un mundo de egoísmos desconectados, de capitalismo brutal, que olvida y desprecia el café conversado con un amigo, la solidaridad básica con el otro.
Sábato reivindica el abrazo, no sólo aquel abrazo que reconforta en el momento difícil, sino que promueve el abrazo de afecto cotidiano. Sábato añora ese mundo basado en el honor y el respeto a la palabra contraída, más importantes que la competencia a cualquier costo y con beneficios de corto plazo, incluso sacrificando el comportamiento ético.
Sábato invita a retomar la reflexión, a dejar de analizar exclusivamente cifras reflejadas en gráficos, proponiendo un retorno a la lectura, a la conversación pausada y la reflexión compartida. Sábato nos alerta para que evitemos ser polillas alienadas en la luz de las pantallas y el mensaje vacío e impuesto por los medios.
Sábato nos pide que dejemos de ser sordos, perdiendo incluso la capacidad de escuchar nuestra voz interna, ya que preferimos escapar del ruido de las urbes, tapándolo con música alienante al máximo volumen. Sábato reivindica volver a perder tiempo, sentados en una plaza disfrutando el saludar a los vecinos, creando pequeños espacios de solidaridad para escuchar temas tan poco relevantes para uno, pero vitales para el otro.
Sábato finaliza su rabiosa carta en una forma muy particular, diciendo que no sabe cuál es la forma, pero que lo único importante es resistir. Buscar desesperadamente la forma de resistir este mundo tecnificado, inhumano, competitivo, globalizado. Sábato nos pide inventar nuevas formas de resistir, para volver a encontrar al ser humano.
La resistencia 2.0
"La Resistencia" es una obra del 2000. Y por tanto, Sábato no incorpora Internet dentro de su obra, siendo una parte tan propia de nuestras vidas actuales. Más aún, vislumbra con pavor que la tecnología nos terminará por deshumanizar.
Hasta hace algunos años atrás, habría coincidido con Sábato en el aplastamiento del ser humano en su individualidad y la pérdida de los vínculos solidarios, producto de la alienación tecnológica. Pero siento que algo está cambiando.
Siento que la Web 2.0 tiene tremendos riesgos, pero también ofrece grandes oportunidades para fortalecer "La Resistencia".
A través de las redes sociales, me he reencontrado con viejos y queridos amigos, y he tenido la suerte de encontrar nuevos compañeros y compañeras de ruta. Comentamos fotos de momentos importantes que hemos compartido en nuestra vida y que había olvidado con el tiempo. Registramos para el futuro nuestros desafíos y nuestras vivencias. Creamos redes y espacios de colaboración y solidaridad, a través de nuevas formas de activismo social.
El construir y registrar juntos nuestra memoria colectiva, nos encuentra y nos re-encuentra.
Y la mejor parte para mí, es que ha creado espacios para encontrarnos físicamente, para compartir un café o una cerveza y darnos ese abrazo vital. También me permite estar más conectado con sus vidas diarias, con sus estados. Conocer las emociones y pensamientos de quienes publican a través de su blog o el espacio que prefieran, incluso mediante una simple lista de correo.
La Web 2.0 me permite estar conectado con otro seres humanos, compartir sus pequeñas alegrías y reaccionar oportunamente frente a sus tristezas. Y cuando me han necesitado o los he necesitado, nos volvemos a conectar. La Web 2.0 nos ayuda a construir nuevos espacios de solidaridad.
Los riesgos de la Web 2.0
Pero también, la Web 2.0 nos "infoxica", nos intoxica con información. La reflexión pausada no cabe en los 140 caracteres de Twitter. El diálogo personal, para escuchar al otro y ver su gesto, no se puede reproducir mediante la latencia del chat, un thread en un foro o respondiendo en paralelo a los correos electrónicos.
Leer o escribir más de 1.200 caracteres (número mágico de usabilidad definido por Jakob Nielsen para evitar perder lectores "on line") nos provoca angustia. Preferimos la lectura diagonal, destacando la cuña fácil y buscando la conclusión sin razonamiento. Y el análisis y explicación de los antecedentes, lo reemplazamos por un simple enlace a la Wikipedia como garante de la verdad indiscutible.
No hay tiempo para la reflexión.
Sábato en ese caso, se levanta como un faro de alerta.
Mi forma de resistir
Esta es mi forma de resistir. Soy un colono digital que aprovecha las herramientas de la Web 2.0, pero que gusta del contacto humano, de perder el tiempo con mis círculos cercanos.
Vivo conectado a Internet, mi notebook y mi celular me acompañan a todos lados y a toda hora. Pero son sólo una excusa y un medio, para volver a perder el tiempo, conversando un café o una cerveza, compartiendo con mis amigos y mis seres queridos, dándonos un abrazo.
Y cuando las cosas andan mal o los nubarrones tapan el tímido sol otoñal, vuelvo nuevamente a recargar el alma con ese glorioso tema del Dúo Dinámico y que siempre reconforta: Resistiré.
Stay Tuned!
5 comentarios:
Bien dicho, viva el tiempo dedicado a compartir. Viva el tiempo dedicado a la amistad.
Saludos,
Iván
En esa estamos! y si la Web nos contacta y comunica, bienvenida sea. no creo en el tiempo perdido ni bien aprovechado, si en lo divino y humano de compartir sueños, humor, causas, reflexiones, aullidos, proyectos, creatividad, inteligencia... ser espontáneos, ubicuos, vivir el presente!
cuando quieras nos tomamos el caficito pendiente.
ana maría
Con éste libro Sábato ha conseguido exhortarnos a resistir, a no ceder ante las imposiciones de la moda y el hedonismo.
Me gustó mucho esta obra y la recomiendo enfáticamente.
Un saludo.
Marco no te conozco en persona, pero debo felicitarte, por tus artículos,
proyectos,soluciones,sueños,servicio al prójimo,eres creativo y acertivo, además,una persona respetuosa e inteligente,muy humilde en tus apreciasiones, lo que habla muy bién de tí. Mi comentario es en general,me he tomado el tiempo de leer todo y ¡vaya que tomá tiempo, pero vale haberlo hecho.FELICITACIONES y resiste,¡ que vale la pena !,animó que te apoyo totalmente,un saludo cariñoso a tí y a tus colaboradores,
¡Muy buena iniciativa !, ya que nos ayudas a todos ,la practicidad es lo que nos hace progresar y salir adelante en este planeta llamado tierra, eres un científico de alma sensible y humanitaria .
atinom
Gracias por compartir conmigo y con todos, este espacio de reflexión y la recomendación de un libro.
Siempre es duro recomendar un libro, requiere buscar en la otra persona reflejos y asimetrías.
Al día siguiente que me recomendaste el libro, partí a buscarlo. Pese a la tablet, las versiones en PDF y la Kindle, le agrega un sentido adicional es tocar el libro, cambiar la página. Este fin de semana lo empiezo a leer y te cuento que me parecio.
En principio, gracias por la invitación a leerlo.
Un abrazo, esos de verdad
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