Desde fines de los '90, decidí hacer público el contenido de algunos artículos y de mis cursos universitarios en Internet.
Cuando en 1998 partí con esta práctica, algunos me dijeron que estaba cometiendo un grave error, porque al hacer públicos mis contenidos, perdía oportunidades para hacer consultorías y dictar clases. Existiendo poco material en español, y siendo uno de los pocos que en ese tiempo combinaba en Chile una visión teórica y la experiencia práctica en proyectos relevantes de e-business, debía aprovechar al máximo ese "conocimiento escaso".
Pero mi análisis fue bastante simple: estando plagada la red de información (en esos y en muchos otros temas), "esconder" temporalmente mi material no me generaría ninguna ventaja competitiva y por el contrario, podría ayudar a otros. Y claro. A la luz de la experiencia, fue una buena decisión, que me abrió la puerta a diversos espacios de consultoría, proyectos, academia y docencia, que antes tenía cerrados.
Pero también esta decisión me ha generado situaciones incómodas.
Algunos años después, en un congreso local de e-business en el Hotel Neruda (al cual no tenía mucho interés en ir, pero por circunstancias fortuitas igual llegué), me llamó la atención y decidí asistir a la conferencia de un ex-alumno mío del MBA de la Universidad de Chile, quien presentaría la estrategia de Comercio Electrónico de la Corporación en la cual trabajaba.
Al momento de ingresar a la sala, noté una cierta preocupación en el conferencista. Y no era para menos. El 80% de su presentación que presentaba como propia, era material textual de mis cursos, incluyendo diagramas e imágenes, cambiando los colores de fondo de los slides y eliminado toda referencia a las fuentes (mías y de terceros), con un brillante logo de colores de su compañía. Definitivamente impresentable.
Nublado por la rabia y "estimulado" por los comentarios de Víctor Castañeda y Alejandro Pacheco (con quienes había trabajado en el contexto de Transbank y estaban sentados una fila detrás de la mía), al término de la presentación me paré desde mi asiento frente a un auditorio bastante lleno, solicitando a viva voz que en forma pública me presentara sus disculpas, tanto como persona como académico de la Universidad de Chile (por haber sido mi alumno).
Y salí indignado de la sala. Recuerdo que Juan Ignacio Cahis, en ese tiempo Jefe de Desarrollo Tecnológico del Banco de Chile, me conversaba fuera de la sala para calmar mi rabia, mientras yo encendía nerviosamente un cigarrillo.
Lamento mucho esa circunstancia, pero era el momento correcto de defender mis legítimos derechos y estoy convencido que "lo cortés no quita lo valiente".
Mis contenidos y este blog
En el tema de propiedad intelectual, mucha agua ha corrido bajo los puentes desde esos tiempos.
Hago la salvedad de que a diferencia de muchos quienes publican en sus blog sus contenidos en modalidad Creative Commons (como en mi caso), dejo abierta la opción para usos comerciales de mis contenidos (manteniendo eso sí la restricción de Autoría y Share Alike).
Mi razonamiento es que manteniendo la decisión de "regalar" mi contenido, si además alguien puede obtener un beneficio económico con el trabajo que publico en mi blog, no lo impido. Muy por el contrario. Si se da el caso, bienvenido sea.
Y de hecho ha ocurrido varias veces; por ejemplo, con algunos contenidos de mis cursos y la referencia de algunos artículos en docencia universitaria o incluso consultorías privadas, que otros realizan. En todos los casos, se ha respetado (hasta donde sé), la principal condición que pongo: que se reconozca la autoría según corresponda (de terceros o mía).
Menciono esto porque veo algunos referentes locales que preocupados de la búsqueda de nuevos modelos económicos y de desarrollo, declaran como "la única" vía exclusiva para el desarrollo de la sociedad, el "compartir abiertamente y sin restricciones para beneficio de todos".
Lo que me llama la atención es que en la práctica, definen condiciones que precisamente van en una línea distinta, y no ven las derivadas posteriores por el uso y condiciones de publicación, en este caso de sus propios contenidos.
Un ejemplo típico:
en los blogs personales, colectivos o en el licenciamiento de imágenes en Flickr o donde sea, o bien dejan totalmente cerrado el copyright (lo cual aplica también por omisión) o en otros casos, impiden un legítimo profit (dejando explícito el atributo Non Commercial).
Lo de las imágenes indudablemente es discutible, porque si es una foto familiar o donde estoy con amigos en un asado, al menos a mí no me sería cómodo aparecer en un comercial o en cualquier circunstancia que pueda generar un menoscabo de la imagen pública o de la privacidad.
Pero la restricción "Non Commercial" es tremendamente fuerte, y que dependiendo de los contenidos y contextos, en ciertos casos incluso atenta contra las posibilidades de uso y beneficio que otros puedan hacer de ello. El atributo "Non Commercial" es muy claro: no se permiten actividades que generen algún lucro para quien lo utilice. Y eso cubre un espectro muy amplio de actividades y usos, temas que insisto, recién en Chile comenzamos a entender y aplicar.
Hago esta salvedad pensando que en los temas de Propiedad Intelectual, no existen "modelos absolutos", y deben ser precisas las definiciones para los contextos apropiados.
Otra de mis premisas es que antes que cualquier modelo global, creo que se debe respetar la legítima opción que cada autor defina en forma soberana, sobre el uso de sus contenidos.
Nadie puede imponer "por secretaría" en uno u otro sentido, lo que cada cual quiera hacer con sus creaciones, sea un artículo, un programa de software, una canción, un libro o un poema.
Rechazo también aquellos "iluminados" o "futurólogos", que plantean que ahora cada cual debe "resignarse", e intentan imponer a otros una "nueva forma de operación" o declaran incluso con arrogancia, que "los antiguos modelos de negocios están todos obsoletos y equivocados".
Más todavía me molesta cuando opinan desde la periferia de los temas, sin conocimiento de las realidades particulares y sin ofrecer una alternativa de propuesta de valor, concreta y "viable" (recalco lo de "viable", porque del dicho al hecho, hay mucho trecho).
En mi caso, para ser claro en mi planteamiento, he decidido regalar abiertamente el trabajo intelectual publicado en este blog. Y consecuente con lo anterior, también saqué hace mucho tiempo la publicidad. Y saqué la publicidad de mi blog por razones de usabilidad y simpleza de la interfaz, ya que en el modelo de negocios de mi blog el ingreso económico no es lo relevante (modificación por comentario y sugerencia de Mauro Palma).
Escribo en este blog porque me gusta y regalo lo que aquí publico. Lo único que pido es que básicamente, reconozcan mi autoría y aporte en lo que corresponda.
Eso incluye que otros en forma legítima, puedan obtener beneficios económicos con mis contenidos (recalco lo de mis trabajos publicados en el contexto de este blog).
En otros espacios, defino diversos modelos de manejo de propiedad intelectual, dependiendo del contexto, modelo de inversión, alcance y objetivos. En definitiva, dependiendo del "modelo de negocios" que aplique.
En lo contingente, sigo respaldando la iniciativa "Trato justo para todos", ya que en primer lugar respeta las opciones de libertad que cada autor define en forma soberana, y defiende el "uso justo" en contextos acotados, con un modelo equilibrado entre deberes y derechos. En las discusiones locales, la pasión de algunos ha teñido equivocadamente (incluso en forma tendenciosa) las bases conceptuales de la iniciativa TJPT, en uno u otro sentido. Y eso tampoco es bueno, porque confunde.
Sigo por tanto mi definición personal de ser un tipo ecléctico, alejándome de las posiciones fundamentalistas, vengan de donde vengan.
Por lo demás, siempre doy espacio a estar equivocado (y más de una vez en mi vida he cambiado alguna posición). Así como también quienes han (hemos) cometido errores en el pasado, pueden (podemos) aprender en el camino.
Ya tendremos espacio para extendernos sobre estas ideas, porque se acercan momentos cruciales, en que se irán cerrando las conversaciones importantes en Chile sobre Propiedad Intelectual.
Lo que en cualquier caso evalúo como una urgente necesidad, es elevar el nivel conceptual y de discusión en torno a estos temas.
Stay Tuned!
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