sábado, 18 de abril de 2009

¡No soy soporte técnico!

Estoy en mi oficina ayer viernes en la mañana. "Ring, ring" en mi móvil.

- ¿Aló, Maz?
- Sí, hola ... ¿Con quién hablo?
- Con H.
- Hola, ¡qué tal! ¿Cómo estás?
- Más o menos. Necesito que me ayudes.
- Sí, claro. En la medida que pueda, encantado.
- Me conseguí tu teléfono con F. y como sé que trabajas en computación, necesito que me ayudes urgente.
- OK, cuéntame.
- A ver ... tengo problemas con unas teclas del notebook que se me quedan pegadas y además parece que tengo virus ...
- Eeehhh, H. ... Sabes que ...
- Espera, espera. No es todo. Además, necesito que me actualices a la nueva versión del sistema, porque me sale un mensaje que estoy ilegal. Me lo arreglas y así aprovecho de quedar "moderno".
- Oye H., ocurre que ...
- Y como además necesito que sea barato y rápido, qué mejor que los amigos. ¿A qué hora podríamos juntarnos?
- Oye H., sabes que ... No te puedo ayudar mucho.
- Ah. (Breve silencio en la línea ...) Bueno, si ese es el problema, entonces te pago ... (con una cierta molestia en el tono).
- No, no es eso. Es que yo ... no hago esos trabajos (con una buena dosis de tacto)
- Mmhh ... Te entiendo. Lo que pasa es que no te interesa. Puchas ... Qué lata.
- No, no es un problema de voluntad. El tema es que yo trabajo en computación, pero ... (Qué y Cómo le explico ...) yo trabajo en temas ... Mmhh ... más gerenciales. Yo creo que necesitas apoyo de un servicio técnico.
- Ah. O sea, no sabes mucho de computadores. (Ahora con cierta condescendencia y al otro lado de la línea, yo contando hasta 10.000). De verdad pensé que me podías ayudar.
- Mira. Cuando he tenido problemas, lo llevo a XYZ o ABC, que son buenos servicios, tienen buenos precios y pueden resolver todo lo que me comentaste.
- Ah (con franca molestia y con cero intención de tomar nota de los datos que le doy). Qué lata. Pensé que podía contar contigo y más encima, ahora voy a tener que pagar. Oye, te tengo que dejar, así que después conversamos. Nos vemos por ahí. ¡Chao!

Y colgó el teléfono, dejándome en situación de ¡Plop!

Parto por declarar en mi defensa, señor Juez, que siempre he reconocido que de hardware sé bastante poco. Además que con el tiempo, me he ido moviendo a capas cada vez más alejadas de los fierros y las configuraciones básicas.

Pero escenas similares a ésta, las he vivido infinidad de veces y en distintas formas.


Kids: Don't do this at home

Es nefasto cuando la situación aparece al ser invitado a casas de conocidos, amigos y familiares, especialmente aquellos con una relación más lejana con el mundo de la tecnología.

En medio de un buen asado, aparece la pregunta fatal: "Oye Maz. Aprovechando que estás acá y que eres computín, ¿no podrías echarle un vistazo al computador de la casa, que está un poco lento?". Horror.

Peor aún cuando la familia espera con expectación poder por fin aprovechar las bondades de la última impresora comprada hace varias semanas y que se niega a imprimir las tareas escolares. O conectar el nuevo router inalámbrico. Suma y sigue. Las posibilidades son infinitas.

Y como muchas veces en la vida, uno finalmente aprende, pero a porrazos.


Corazón de abuelita

Hace unos 3 años, una persona administrativa con quien yo trabajaba (y que tenía muy buena voluntad, por lo cual logró franquear los cocodrilos y fosas con que protejo mi "vocación de servicio técnico"), un día se acercó y me dijo: "Marco, yo sé que tú no trabajas en esto, pero tal vez tengas un tiempo. Es el computador de mi sobrina, la que está en la Universidad, que se desconfiguró y no se puede conectar a Internet. ¿Me podrías ayudar?". "Sí, claro. Tráelo durante la semana y lo veo en algún rato".

Craso error. Obviamente, la semana pasó y el computador quedó ahí. Y el viernes al final de la tarde, me acordé. ¡Argh!

Así que empecé a reconfigurar el bendito equipo más o menos a las 17:00 del viernes, partiendo por un largo proceso de limpieza y antes que nada (obviamente) respaldar todo lo que parecía útil. "Respaldo en un simple CD o un pendrive" es algo que deberían enseñar en Kinder a estas alturas.

Finalmente terminé ... a las 11:30 de la mañana del sábado.

Jornada que incluyó navegación nocturna en varios foros y recónditos lugares de Internet, para lograr identificar un glitch maldito que había en la configuración base. Les ahorro los detalles. :-|

Pero algo que definitivamente me molesta, es el poco valor que algunos concientemente dan a nuestros conocimientos y experiencia profesional. Son formas más sutiles de solicitar "soporte encubierto", a nivel estratégico de negocios.


El almuerzo/consultoría

Varios años atrás, una conocida que trabajaba en un banco importante, me llamó y me comentó que estaba participando en el equipo de evaluación de un gran proyecto de e-business.

Coincidía que justo un par de años antes, yo había participado en una negociación internacional con el potencial socio tecnológico del proyecto de mi amiga. Mi experiencia incluía tiempo que pasé trabajando en un due dilligence a esta empresa, por lo cual los conocía muy bien. De hecho, en Chile yo era la persona que más los conocía.

Me preguntó si como un favor personal, aceptaría una invitación a almorzar con su jefe. Era un muy buen restaurant de Santiago, por lo cual acepté gustoso.

Cuál no sería mi sorpresa cuando llegué a una mesa y me encontré rodeado por otras 7 personas.

Reconociendo de inmediato la situación y para no dejar pasar mi molestia, saludé con un "Hola. Bastante barata les va a salir la consultoría ... :-)", lo cual indudablemente generó algunas risas nerviosas. Pero ya estaba ahí y debía honrar el compromiso con mi anfitriona.

Conversamos largo y finalmente, esa institución hizo exactamente lo contrario a lo que yo les recomendé en ese almuerzo. Lo que en realidad buscaban con la invitación, era confirmar una decisión que ya habían tomado. Pero cuál no sería su sorpresa, al escuchar que mi recomendación iba en un sentido totalmente opuesto.

Al final, ese almuerzo/consultoría les salió bastante caro.

No sólo porque no les ayudó en su proceso de decisión interno, sino que el curso errado que tomaron, les significó varios millones de dólares y un retraso de 3 años de su proyecto.

Definitivamente, les habría salido mucho más barato haber hecho la consultoría formal. :-)


¿Y qué hago con H.?

Como ya se habrán dado cuenta, a esta altura soy un simple usuario y definitivamente no tengo vocación de soporte técnico.

Y todavía no sé bien cómo le explicaré en qué trabajo a H. (el del notebook que motivó este artículo), la próxima vez que nos veamos.

Si le digo que soy "arquitecto de e-business", el riesgo es que su próxima llamada, sea para que lo ayude a diseñar una ampliación de su casa. :-)

Imágenes: Flickr de Nollij y the boy in the bike


Stay Tuned!

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domingo, 5 de abril de 2009

Tercera columna radial: Cobertura Inalámbrica Rural

Ya me siento más cómodo en mi columna radial en radio Universidad de Chile con Vivian Lavin.

El Jueves pasado íbamos a analizar el Informe WIP Chile (World Internet Project) desarrollado por la Universidad Católica y el Centro de Estudios de la Cámara de Comercio de Santiago. Es un estudio con una radiografía muy completa del estado de la Internet local y sus usuarios, con foco en los hábitos de uso. Es muy interesante, ya que en su cuarta versión establece análisis comparativos en las versiones previas. Para todos quienes vivimos "en" y "de" la Red, es una herramienta importante y sumamente útil.

Pero minutos antes de la columna, al saludarnos en el pasillo de la radio, Vivian me mostró al pasar la página principal de El Mercurio de ese día, donde destacaba un titular con la pobre conexión de las escuelas rurales en Chile. A lo cual le dije: "Pero tenemos buenas noticias. El concurso inalámbrico rural que acaba de ser adjudicado, debería traer para Chile varias sopresas e importantes cambios en el mercado de las telecomunicaciones".

Vivian me preguntó si alcanzábamos a tocar el tema al inicio de la columna, y le dije que sí (respondiendo a la acostumbrada dosis de riesgo a la cual no me puedo sustraer :-)

Un par de rápidas navegaciones en el notebook, una búsqueda de un par de datos y voilá. Al aire.

Los invito a escuchar esa columna, ya sea directamente a través del widget adjunto.





O si prefieren, pueden descargar en forma directa el archivo de audio con el segmento (MP3, 9.6 Mb).

Como pueden ver, también comenzamos a analizar el informe WIP, el cual esperamos analizar en detalle en la próxima columna.

Stay Tuned!

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jueves, 2 de abril de 2009

Nuestro propio Glasnost

Update: Hago la salvedad que el término Glasnost es un concepto que engloba una visión global del concepto de Transparencia como política de Estado, en forma independiente del contexto histórico de aplicación. Si alguien infiere que el uso de dicho concepto en este artículo (concepto por lo demás genérico), pretende comparar la actual situación del Estado chileno con los tiempos del oscurantismo soviético, nada más lejano de mi intención. Más aún cuando en forma directa o indirecta, he participado de diversos procesos de transparencia para el sector público en Chile, partiendo por Chilecompra y múltiples otras iniciativas que han sido de alto impacto y beneficio para Chile. No obstante, sigo sosteniendo (como lo menciono en el artículo) que aún existen espacios del Estado chileno que requieren una apertura profunda, por lo cual la Ley de Transparencia genera un estándar común que todos los órganos del Estado deben cumplir. Gracias.


Glasnost fue la política de apertura, publicidad y transparencia para las instituciones públicas, impulsado por Mijail Gorbachov a mediados de la década del '80, en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

El concepto de Glasnost fue infiltrando gradualmente la estructura de gobierno de la antigua URSS, hasta sus cimientos más profundos.

Y fue una política de estado, no sólo una política pública (las cuales a veces se quedan sólo en "buenos deseos"). Como política y en sus aspectos prácticos, fue resistida por el duro establishment político ruso, cuyos miembros sabían ciertamente lo que provocaría.

La política de Glasnost fue poco a poco creando grietas en los altos y fuertes murallones del oscurantismo burocrático y totalitario. Esas grietas se fueron profundizando cada vez más y el resultado es que muchos muros cayeron, incluyendo ese infame y homicida muro de Berlín.

Nuestro particular Glasnost

En los próximos días se pone en marcha oficialmente en nuestro país la Ley de Transparencia, la cual tengo la esperanza será un avance en pos de tener una sociedad más democrática.

Esa ley será nuestro particular Glasnost local.

Indudablemente, no hay comparación entre el modelo de estado de la antigua URSS y el que actualmente tenemos en Chile. Pero debemos reconocer que tenemos una fuerte burocracia gubernamental y espacios de poder que requieren abrir la información.

Por ejemplo, algo que a mí particularmente me interesa, es poder conocer con detalle algunos procesos de decisión asociados a ciertas políticas públicas, programas y proyectos, que son de alto impacto para nuestro país, especialmente relacionados con los ciclos de I+D+I.

Y para nuestra convivencia nacional, estos espacios de oportunidad son vitales, ya que la democracia es más que el ejercicio del juego del poder por la vía de la participación, a través del voto que dirime entre más de una opción.

Una democracia real requiere una participación efectiva de los ciudadanos, incluyendo la fiscalización hacia los órganos del estado. Y requiere mecanismos que aseguren recoger y ponderar múltiples opiniones y aportes para apoyar los procesos de decisión, la definición de políticas públicas y el diseño de acciones concretas para los gobiernos locales.

Lo que ni las leyes ni la tecnología aseguran

Indudablemente, en estos tiempos se facilita la implementación del Glasnost, por la amplia disponibilidad de las Tecnologías de la Información. Pero la tecnología no es requisito suficiente para asegurar la transparencia.

Y para profundo pesar de quienes pecan de “legalistas” y creen que todo se resuelve con leyes o reglamentos, tampoco es obligatorio tener una ley para asegurar participación y transparencia en un buen gobierno.

Transparencia es en primer lugar un tema de convencimiento y actitud, además de entender que el servicio público y la política, en una sociedad moderna hoy definitivamente tienen otros códigos.


Un ejemplo concreto en Chile, es el excelente gobierno local que Claudio Orrego ha desarrollado en la Municipalidad de Peñalolén. A pesar de ser una de las comunas "pobres" en Chile, es un ejemplo de integración, participación y transparencia. Y por cierto con un uso intensivo de la tecnología, pero que responde a una potente visión del servicio público y el gobierno al servicio del ciudadano. Es algo tan simple como visitar su sitio Web. Sin muchos "pitos y campanillas", pero funciona e informa. Y muy bien.

Por ello, más que una ley, su reglamento o las sanciones por incumplimiento, son otras las barreras que primero hay que romper para la transparencia. Como en cualquier proyecto de alto impacto y que utiliza la tecnología como base operacional, los artefactos tecnológicos son los más simples de diseñar (cuando están en las manos adecuadas): las verdaderas barreras están en las personas, esos son los nuevos muros que debemos derribar.

Los guardianes de los guardianes

Esta Ley modificará en forma definitiva las prácticas de gobierno en nuestro país, permitiendo la fiscalización de los diversos órganos del Estado directamente por los propios Ciudadanos.

Al igual que muchos otros procesos colaborativos que hemos aprendido a través de la Red, "mientras más ojos puedan mirar, más seguro y más transparente será". E indudablemente, también estimulará un mayor interés en la participación por los temas públicos, especialmente para las generaciones más jóvenes. Por último, por la natural curiosidad.

A contar de su puesta en marcha, el estado entrará en un proceso irreversible para ser "transparente", por obvio que suene. Y eso redefine totalmente las reglas del juego. Ahora el rayado de la cancha es otro.

El términos futbolísticos, hoy tenemos unos pocos y contados silbatos para los tradicionales árbitros fiscalizadores: la Contraloría, el Parlamento y los Medios Públicos (el famoso "Cuarto Poder").

Pero ahora, comenzaremos a repartir miles de silbatos, uno por cada asistente en la galería del estadio de nuestro país, donde incluso podremos evaluar a los antiguos evaluadores. Gracias al cambio tecnológico, por fin podemos dar una respuesta concreta a ese antiguo dilema proveniente desde la antigua Roma: Quis custodiet ipsos custodes?

Nuestra responsabilidad como ciudadanos

Más allá de los aspectos específicos que la ley plantea (con los modelos de transparencia activa y transparencia pasiva), creo que también esto significará para los ciudadanos nuevos desafíos: deberemos aprender a ser responsables con el uso de este nuevo derecho.

Por una parte, está la preocupación de cautelar la privacidad de las personas, especialmente de los funcionarios públicos o de quienes presten servicios al estado en diversas formas.

Y también deberemos aprender a ser cautelosos para requerir la información adecuada, precisa, que sea de real interés y cuyo objetivo final sea un aporte positivo.

He escuchado en diversos espacios, un temor al "tsunami" de requerimientos que en un primer momento llegarán a los servicios al momento de la puesta en marcha. Y es algo que naturalmente ocurrirá. Al igual que todo nuevo "artefacto", los ciudadanos querremos averiguar hasta dónde podemos aprovechar sus nuevas capacidades, "estresando" el sistema. Y por su parte, el estado deberá confirmar su real interés en responder a quienes son los reales poseedores del poder, sin "dorarnos la píldora" con un "maquillaje temporal".

E indudablemente, tendremos tiempos complicados durante el período de aprendizaje inicial.

Pero el real desafío vendrá en el mediano y largo plazo, para que los ciudadanos y el estado, aprendamos efectivamente a convivir con estas nuevas reglas, que indudablemente serán de beneficio para nuestra "salud democrática".

Stay Tuned!

Fuentes de las imágenes:
Signo del Glasnost Ruso, 1987
Flickr de backpackphotography, imagen Hidden Bricks


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miércoles, 25 de marzo de 2009

Segunda columna radial: Política y la Red

Estos días he estado dedicado a cambiarle un poco el maquillaje al blog, como verán mis lectores vía Web. Por fin encontré una plantilla que me acomoda bastante en cuanto a su estructura y que me entrega bastante flexibilidad.

Además, tenía pendiente explorar el tema de crear un Podcast para mis columnas quincenales que inicié en radio Universidad de Chile con Vivian Lavin. El Podcast debería estar funcionando sobre la base del mismo feed de este blog (http://feeds.feedburner.com/earquitectura). Si no funciona, me avisan por favor.

Por último, les comparto la columna radial del Jueves pasado, donde hablamos con Vivian sobre "Política y la Red".

Es interesante revisar los profundos impactos que la Red genera para el mundo político y el establishment en general, tanto a nivel local como internacional. Pero también es un tema complicado, en el cual no es fácil entrar y salir, especialmente cuando las críticas pueden no ser bien recibidas o malentendidas fuera de contexto. Y Vivian como buena periodista y como podrán escuchar, me llevaba al área chica y yo tratando de hacer diversas fintas. También nos metimos en temas bastante complejos, como por ejemplo, la incertidumbre que genera a todo el establishment político la combinación de la apertura del padrón electoral junto con las herramientas de la Red.

Los invito a escuchar esa columna, ya sea directamente a través del widget adjunto o a través del Podcast.





O si prefieren, pueden descargar en forma directa el archivo de audio con el segmento (MP3, 5 Mb).

El término de esa columna fue bastante comentado especialmente en Twitter, al anunciar una "primicia" de uno de los principales hechos políticos del último tiempo en Chile, con el surgimiento de una nueva figura emergente. ;-)

Como siempre, cualquier comentario o sugerencia, siempre son bienvenidos.

Stay Tuned!

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domingo, 22 de marzo de 2009

La mejor lección: TTC

Cuando tenía 16 o 17 años, un ingeniero mecánico vecino de mi barrio y que trabajaba como contratista de la minería, en ocasiones me ofrecia pequeños trabajos durante los fines de semana.

Para mi escuálido presupuesto de estudiante, sus invitaciones siempre eran bienvenidas, a pesar de que eran trabajos como obrero de maestranza (siendo labores duras y muy pesadas).

Como "bonus track", también pude conocer un par de faenas de oro en la IV región. Fascinante.

Nano, un gigantón de 2 metros con todas sus virtudes y defectos, me enseñó en la práctica un principio que recuerdo e intento aplicar hasta el día de hoy. Aunque reconozco que muchas veces, con bastante dificultad. :-)

Me gustaba acompañar a Nano por la novedad y porque también aprendía mucho de él. Y con el tiempo me doy cuenta de que más que mano de obra, lo que él requería en algunos momentos era un compinche.

Cuando Nano debía enfrentar diversas situaciones, desde relaciones humanas difïciles con sus empleados y sus mandantes, hasta complejas decisiones de ingeniería para mantención de maquinaria (decisiones que debía tomar en terreno y sobre la marcha), siempre repetía un principio: la mejor metodología que un ingeniero puede aplicar, es el modelo TTC.

TTC = Tino, Tacto y Criterio


Un gran consejo que hasta el día de hoy me ha servido en múltiples ocasiones, especialmente para mi presencia en la Red.

Antes de responder cualquier correo, publicar en un foro, actualizar mi status en Facebook, Twitter o donde sea, recuerdo el principio TTC, para evitar entre otros efectos, el síndrome de los "tatuajes digitales" de la Red. De hecho, la Netiquette en gran medida está basada en principios similares al TTC.

Quien imaginaría que una de las mejores lecciones para mi vida "virtual" en la Red, la aprendí protegido con gafas, guantes y bototos, instalando flanches con recubrimientos de goma en un molino de chancado por bolas. Y cubierto con polvo hasta las cejas. :-)

Stay Tuned!

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lunes, 16 de marzo de 2009

Un hondazo al pajarito virtual que nos distrae

Cumplo 5 semanas en Twitter y me veo obligado a tomar una decisión.

Y esa decisión debe ser ahora, porque estoy empezando a sentir ese gustillo adictivo al microblogging de Twitter, empezando la cuarta etapa de la aceptación del usuario.

El día sigue teniendo sólo 24 horas.

Y entre otras restricciones, todavía mantengo esa mala costumbre de dormir.

Dedicarle porciones de tiempo al continuo voyeurismo digital (aunque sea en pequeñas dosis), a seguir conversaciones y actualizar status en forma permanente, ha provocado que algunas dimensiones de mi rutina personal se vean bastante afectadas.

Indudablemente, he tenido beneficios. Además de sentir de primera mano el pulso de la blogósfera local, he logrado ampliar bastante mi red, conociendo muchas e interesantes personas.

Y aparecen datos útiles sobre artïculos o recomendaciones, que terceros publican desde sus propios intereses y actividades, lo que provoca que uno termine derivando por los más diversos y recónditos rincones de la red, aprendiendo de diversos temas.

Pero ya había identificado una situación que me había llamado bastante la atención, al observar que algun@s usuari@s con una participación muy activa en Twitter, han tenido una notoria disminución en la frecuencia de posteos en sus blogs personales o en otras instancias colaborativas.

Ahora entiendo una de las posibles causas. Y la respuesta viene desde la ciencia.

Efectos

En mi caso, aumentan los temas importantes que debo atender por trabajo, la cantidad de artículos que se acumulan en mi feed reader, los libros físicos iniciados sin mayor avance y también mi blog (este blog) se ha visto afectado.

Detecto también que mantener en mi background mental algunos procesos que surgen desde Twitter, ha afectado mi concentración (con el agravante adicional de que por naturaleza soy disperso).

Y lo que más me preocupa, es que he notado que mi capacidad de innovación y producción ha disminuido, lo cual es complejo porque con eso ... me gano la vida.

Un fenómeno estudiado

Lo que yo he notado en la práctica, ha sido estudiado en profundidad. Y eso es bueno, porque ahora puedo tomar una decisión informada y conciente.

Esta situación Maggie Jackson la describe en forma muy precisa en su libro Distracted, incluyendo modelos de causa-efecto y los procesos fisiológicos y neurológicos asociados.

En este artículo/entrevista de la revista Wired a Maggie Jackson (febrero 2009), titulado "La sobrecarga digital está friendo nuestros cerebros", se explican los aspectos generales del problema.

En la entrevista (que les recomiendo leer completa), una respuesta simple resume el proceso general:

Maggie Jackson: This degree of interruption is correlated with stress and frustration and lowered creativity. That makes sense. When you're scattered and diffuse, you're less creative. When your times of reflection are always punctured, it's hard to go deeply into problem-solving, into relating, into thinking.

These are the problems of attention in our new world. Gadgets and technologies give us extraordinary opportunities, the potential to connect and to learn. At the same time, we've created a culture, and are making choices, that undermine our powers of attention.


Después de un serio proceso de evaluación, he colocado en la balanza los costos y los beneficios. E indudablemente, tampoco puedo negar la evidencia y estudios asociados.

En consecuencia, en los próximos días, en forma absolutamente conciente y racional, le daré un piedrazo virtual a este simpático pajarito digital que me (nos) distrae.

Stay tuned!

Fuente de la imagen: Flickr de Richard Scott


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domingo, 8 de marzo de 2009

Propiedad Intelectual ... y regalando para que otros ganen

Desde fines de los '90, decidí hacer público el contenido de algunos artículos y de mis cursos universitarios en Internet.

Cuando en 1998 partí con esta práctica, algunos me dijeron que estaba cometiendo un grave error, porque al hacer públicos mis contenidos, perdía oportunidades para hacer consultorías y dictar clases. Existiendo poco material en español, y siendo uno de los pocos que en ese tiempo combinaba en Chile una visión teórica y la experiencia práctica en proyectos relevantes de e-business, debía aprovechar al máximo ese "conocimiento escaso".

Pero mi análisis fue bastante simple: estando plagada la red de información (en esos y en muchos otros temas), "esconder" temporalmente mi material no me generaría ninguna ventaja competitiva y por el contrario, podría ayudar a otros. Y claro. A la luz de la experiencia, fue una buena decisión, que me abrió la puerta a diversos espacios de consultoría, proyectos, academia y docencia, que antes tenía cerrados.

Pero también esta decisión me ha generado situaciones incómodas.

Algunos años después, en un congreso local de e-business en el Hotel Neruda (al cual no tenía mucho interés en ir, pero por circunstancias fortuitas igual llegué), me llamó la atención y decidí asistir a la conferencia de un ex-alumno mío del MBA de la Universidad de Chile, quien presentaría la estrategia de Comercio Electrónico de la Corporación en la cual trabajaba.

Al momento de ingresar a la sala, noté una cierta preocupación en el conferencista. Y no era para menos. El 80% de su presentación que presentaba como propia, era material textual de mis cursos, incluyendo diagramas e imágenes, cambiando los colores de fondo de los slides y eliminado toda referencia a las fuentes (mías y de terceros), con un brillante logo de colores de su compañía. Definitivamente impresentable.

Nublado por la rabia y "estimulado" por los comentarios de Víctor Castañeda y Alejandro Pacheco (con quienes había trabajado en el contexto de Transbank y estaban sentados una fila detrás de la mía), al término de la presentación me paré desde mi asiento frente a un auditorio bastante lleno, solicitando a viva voz que en forma pública me presentara sus disculpas, tanto como persona como académico de la Universidad de Chile (por haber sido mi alumno).

Y salí indignado de la sala. Recuerdo que Juan Ignacio Cahis, en ese tiempo Jefe de Desarrollo Tecnológico del Banco de Chile, me conversaba fuera de la sala para calmar mi rabia, mientras yo encendía nerviosamente un cigarrillo.

Lamento mucho esa circunstancia, pero era el momento correcto de defender mis legítimos derechos y estoy convencido que "lo cortés no quita lo valiente".

Mis contenidos y este blog

En el tema de propiedad intelectual, mucha agua ha corrido bajo los puentes desde esos tiempos.

Hago la salvedad de que a diferencia de muchos quienes publican en sus blog sus contenidos en modalidad Creative Commons (como en mi caso), dejo abierta la opción para usos comerciales de mis contenidos (manteniendo eso sí la restricción de Autoría y Share Alike).

Mi razonamiento es que manteniendo la decisión de "regalar" mi contenido, si además alguien puede obtener un beneficio económico con el trabajo que publico en mi blog, no lo impido. Muy por el contrario. Si se da el caso, bienvenido sea.

Y de hecho ha ocurrido varias veces; por ejemplo, con algunos contenidos de mis cursos y la referencia de algunos artículos en docencia universitaria o incluso consultorías privadas, que otros realizan. En todos los casos, se ha respetado (hasta donde sé), la principal condición que pongo: que se reconozca la autoría según corresponda (de terceros o mía).

Menciono esto porque veo algunos referentes locales que preocupados de la búsqueda de nuevos modelos económicos y de desarrollo, declaran como "la única" vía exclusiva para el desarrollo de la sociedad, el "compartir abiertamente y sin restricciones para beneficio de todos".

Lo que me llama la atención es que en la práctica, definen condiciones que precisamente van en una línea distinta, y no ven las derivadas posteriores por el uso y condiciones de publicación, en este caso de sus propios contenidos.

Un ejemplo típico:

en los blogs personales, colectivos o en el licenciamiento de imágenes en Flickr o donde sea, o bien dejan totalmente cerrado el copyright (lo cual aplica también por omisión) o en otros casos, impiden un legítimo profit (dejando explícito el atributo Non Commercial).

Lo de las imágenes indudablemente es discutible, porque si es una foto familiar o donde estoy con amigos en un asado, al menos a mí no me sería cómodo aparecer en un comercial o en cualquier circunstancia que pueda generar un menoscabo de la imagen pública o de la privacidad.

Pero la restricción "Non Commercial" es tremendamente fuerte, y que dependiendo de los contenidos y contextos, en ciertos casos incluso atenta contra las posibilidades de uso y beneficio que otros puedan hacer de ello. El atributo "Non Commercial" es muy claro: no se permiten actividades que generen algún lucro para quien lo utilice. Y eso cubre un espectro muy amplio de actividades y usos, temas que insisto, recién en Chile comenzamos a entender y aplicar.

Hago esta salvedad pensando que en los temas de Propiedad Intelectual, no existen "modelos absolutos", y deben ser precisas las definiciones para los contextos apropiados.

Otra de mis premisas es que antes que cualquier modelo global, creo que se debe respetar la legítima opción que cada autor defina en forma soberana, sobre el uso de sus contenidos.

Nadie puede imponer "por secretaría" en uno u otro sentido, lo que cada cual quiera hacer con sus creaciones, sea un artículo, un programa de software, una canción, un libro o un poema.

Rechazo también aquellos "iluminados" o "futurólogos", que plantean que ahora cada cual debe "resignarse", e intentan imponer a otros una "nueva forma de operación" o declaran incluso con arrogancia, que "los antiguos modelos de negocios están todos obsoletos y equivocados".

Más todavía me molesta cuando opinan desde la periferia de los temas, sin conocimiento de las realidades particulares y sin ofrecer una alternativa de propuesta de valor, concreta y "viable" (recalco lo de "viable", porque del dicho al hecho, hay mucho trecho).

En mi caso, para ser claro en mi planteamiento, he decidido regalar abiertamente el trabajo intelectual publicado en este blog. Y consecuente con lo anterior, también saqué hace mucho tiempo la publicidad. Y saqué la publicidad de mi blog por razones de usabilidad y simpleza de la interfaz, ya que en el modelo de negocios de mi blog el ingreso económico no es lo relevante (modificación por comentario y sugerencia de Mauro Palma).

Escribo en este blog porque me gusta y regalo lo que aquí publico. Lo único que pido es que básicamente, reconozcan mi autoría y aporte en lo que corresponda.

Eso incluye que otros en forma legítima, puedan obtener beneficios económicos con mis contenidos (recalco lo de mis trabajos publicados en el contexto de este blog).

En otros espacios, defino diversos modelos de manejo de propiedad intelectual, dependiendo del contexto, modelo de inversión, alcance y objetivos. En definitiva, dependiendo del "modelo de negocios" que aplique.

En lo contingente, sigo respaldando la iniciativa "Trato justo para todos", ya que en primer lugar respeta las opciones de libertad que cada autor define en forma soberana, y defiende el "uso justo" en contextos acotados, con un modelo equilibrado entre deberes y derechos. En las discusiones locales, la pasión de algunos ha teñido equivocadamente (incluso en forma tendenciosa) las bases conceptuales de la iniciativa TJPT, en uno u otro sentido. Y eso tampoco es bueno, porque confunde.

Sigo por tanto mi definición personal de ser un tipo ecléctico, alejándome de las posiciones fundamentalistas, vengan de donde vengan.

Por lo demás, siempre doy espacio a estar equivocado (y más de una vez en mi vida he cambiado alguna posición). Así como también quienes han (hemos) cometido errores en el pasado, pueden (podemos) aprender en el camino.

Ya tendremos espacio para extendernos sobre estas ideas, porque se acercan momentos cruciales, en que se irán cerrando las conversaciones importantes en Chile sobre Propiedad Intelectual.

Lo que en cualquier caso evalúo como una urgente necesidad, es elevar el nivel conceptual y de discusión en torno a estos temas.

Stay Tuned!

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